Los datos oficiales de la Comisión Europea dicen que cada año se pierden unos 1.000 millones de toneladas de suelo en la UE debido a la erosión.
En el caso de España, regiones como la cuenca mediterránea y diversas zonas de montaña sufren una erosión especialmente intensa, agravada por la intensificación climática y el abandono de tierras.
«Los agricultores estamos en la primera línea de defensa del suelo, porque vivimos de él», ha subrayado un portavoz de Unión de Uniones. «No se puede proteger la tierra sin contar con quienes la trabajan cada día».
La organización recuerda que muchos profesionales del campo ya han asumido prácticas sostenibles, como la siembra directa, el uso de cubiertas vegetales, las rotaciones de cultivos o el manejo racional de insumos, y que, de forma generalizada, los agricultores y ganaderos hacen una gestión responsable y sostenible de este recurso.
LA FUTURA LEY EUROPEA DE VIGILANCIA DEL SUELO DEBE REPRESENTAR UN SISTEMA COMÚN DE EVALUACIÓN «PERO EN NINGÚN CASO, MÁS BUROCRACIA NI COSTES PARA AGRICULTORES Y GANADEROS»
Por el contrario, advierte de la creciente presión que sobre el suelo agrícola fértil están ejerciendo los movimientos especulativos generados por una expansión acelerada de infraestructuras energéticas sin criterio territorial. «No podemos permitir que se esté transformando tierra cultivable en campos de paneles solares sin ningún tipo de zonificación», denuncian desde la organización. «Nos enfrentamos a una pérdida irreversible de superficie agraria útil y al desplazamiento de la actividad productiva en muchas zonas», señalan.
Ante este panorama, la futura Ley Europea de Vigilancia del Suelo, recientemente acordada entre el Consejo y el Parlamento Europeo y cuyo objeto es que los suelos de la UE estén en buen estado para 2025, debe representar un sistema común de vigilancia y evaluación que permita orientar las políticas europeas «pero en ningún caso, más burocracia ni costes para los agricultores y ganaderos».
Unión de Uniones apuesta por una serie de medidas que deben ser adoptadas sin demora: en primer lugar, es imprescindible reforzar la fiscalización sobre las nuevas instalaciones energéticas y establecer una zonificación oficial de interés agrario que impida que las renovables desplacen a la agricultura productiva; en segundo lugar, son urgentes políticas adaptados a la realidad agroganadera con regulaciones basadas en la ciencia y no en las ideologías.
En tercer lugar, para Unión de Uniones, es necesario simplificar y adaptar las normativas medioambientales y los eco-regímenes de la PAC, de modo que reflejen la realidad productiva del campo y permitan su viabilidad económica, para apoyar la adopción de prácticas de conservación por parte de los agricultores, especialmente aquellos que trabajan en zonas sensibles a la erosión o la desertificación, que son, además, los más vulnerables. Por último, no puede obviarse la necesidad de medidas que eviten la especulación con suelo agrario, dificultando el relevo generacional y comprometiendo la sostenibilidad del modelo profesional agrario.
Por todo esto, en este Día Mundial de la Conservación del Suelo, Unión de Uniones hace un llamamiento al conjunto de las administraciones para que sitúen al suelo y a los agricultores profesionales en el corazón de la conservación del suelo, protegiendo este recurso básico frente a usos que no consideran su valor productivo ni su importancia estratégica para la seguridad alimentaria, y reconociendo con hechos el papel esencial del agricultor como guardián del territorio y de un futuro sostenible para el campo.
«El suelo no es una mercancía más, es una base de vida. Sin él, no hay alimentos, no hay agricultura y no hay futuro para el mundo rural», concluyen desde la organización.
Fuente: Agroinformación